martes, 29 de abril de 2008

AGONÍA

El corazón se cansa de oír los latidos,
La mañana, de recibir al sol.
La melancolía se aburre de tanta tristeza
Que castiga a los minutos de un tierno despertar.

Los silencios sucumben ante los fastidios,
Las rosas se sumen a la dominancia espinal.
El recuerdo se hastía de la memoria herida
Y la herida memoria, de tantos fracasos nuevos.

Las miradas se pierden entre los ojos monótonos,
Las huellas se cansan de los pasados sueños.
Las estrellas se pierden en la febril nostalgia
Que perdona alegrías, sentencia los deseos oscuros.

El cuerpo se aborrece de los órganos vivientes,
El cielo tirano, de ese mismo azul profundo.
Las montañas entristecen de tanto frío
Que se enferman las cumbres al caer la nieve.

El corazón se cansa de oír los latidos,
Mi alma enfurece al recordar lo hiriente.
Las palabras lastiman las caricias eternas
Que en constante agonía, rompen en llanto.

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