martes, 29 de abril de 2008

IMAGEN

La ventana llora el frío calor de la luz muerta,
La misma que se esconde en la alfombra desaparecida,
Con silencios interrumpidos, con silencios perpetuos,
Siempre sofocados por el gris metal de la cortina.

El piso de mármol de la tenue y moribunda habitación,
Opaca el negro indolente de los sillones donde reposo dormido,
Y una estatua marrón barro, tierra o roble, se quiebra
En el silente grito de tus manos acariciando los labios míos.

Y la pared repleta de ladrillos, me sirve de manto,
Y los vidrios de la ventana se borran desprotegidos,
Cuando la luz histriónica de la vetusta lámpara despierta
Alumbrando mi semblante cansado, adormecido.

Los cuadros de mi habitación se despliegan hasta el sofá,
Para servirme de almohada, para, conmigo, soñar y rezar
Que las caricias - que imagino - siento de tus manos
Vuelvan cuando me levante, cuando termine de descansar.

La puerta arcaica de madera gastada custodia mi sueño,
Mientras el blanco polar del techo opaca mis sentidos.
El viento se relaja cuando yo permanezco estático, acostado,
Soñando que estás a mi lado, que no estoy dormido.

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