martes, 29 de abril de 2008

MI MADRE

Entrega en sus besos caricias para mi alma,
Recoge mis penas con su sonrisa más noble,
Enmudece mis miedos con su dulce simpatía,
En su seno acuna la ilusión mía de seguir jugando,
De seguir queriendo, de compartir con alegría.

Regala sabiduría en cada palabra nueva,
Premia con tanta dedicación cada error cometido,
Acaricia mi ser con sus manos cansadas,
En sus brazos lleva el peso de un día complicado,
Del cual descansa cuando se posa en su almohada.

Entrega su vida por aliviar mi vida, con su entereza.
Llora en silencio, con su impotencia y su desgano,
Camina en mi pensar su consejo más certero y apropiado,
Se aflige con el fracaso mío, con mi triunfo se ensalza,
Y yo sólo quiero que sepa cuánto la quiero, cuánto la amo.

Se levanta con un buen día que nadie le quitará jamás,
Y siempre dispuesta, entrega su amor, su dulzura,
Abraza mis dudas, con su tiempo oyéndome hablar,
Calma mis temores con una sonrisa perfecta, eterna,
Tan única y especial que nadie la puede borrar.

Canta en mis sueños su canción de cuna,
Arropando mis pensamientos para que duerman felices,
Escucho la plegaria que reza, mientras la observo con amor.
Me abraza, besa mi frente con un deseo nuevo y tierno
De que mañana sea mejor de lo que pudo ser hoy.

Cubre mis agonías con un gesto de dulzura y felicidad,
Demuestra eternamente que está a mi lado, siempre junto a mí,
Sabiendo que, tras la caída, para levantarme, está su fuerza y coraje.
Despierta aquel recuerdo de caminar sostenido por sus manos,
Que nadie jamás sabrá el amor que siento por mi madre.

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