martes, 29 de abril de 2008

PALABRAS

Me dijiste “quédate conmigo, no me vayas a dejar...”
Me dijiste que me amabas. Me lo dijiste al oído,
Y pretendiste un perdón para poder olvidar
El daño que hizo, que un día no estuviera contigo.

Y en el suelo te quedaste, llorando, llorando.
Dijiste tantas cosas bellas, bellas las palabras,
Pero son como rosas que el tiempo va marchitando,
Igual que tu recuerdo, igual que la nostalgia.

Me dijiste con total dulzura: “tómame la mano”.
Me dijiste que al tomarla, fuéramos a caminar.
Me prometiste amor, diciendo sólo un “te amo”,
Intentando con tan poco, enseñarme a amar.

Quisiste callar mis labios con un beso letal de amor
Y dejaste pequeñas las palabras, grande la pena, la soledad,
Rodeando mi cuello con mentiras, entre tus brazos
Pretendiendo que tu engaño fuera mi felicidad.

Me dijiste “quédate en mis brazos, sólo un rato más”;
Y descubrí lo que nadie jamás me había hecho sentir...
Erróneamente querido, amado, sin ninguna necesidad,
Pero hoy llámale “mentiras”, sin ansias, sin ganas de vivir...

Y en el suelo permaneciste, llorando, llorando.
Dijiste tantas cosas humanas, mediocres palabras,
Que sonaron como rosas que ya el tiempo marchitó,
Igual que la vida que juntos tuvimos: amarga, amarga...

Qué bella traición la tuya, cobarde, cobarde
¿Por qué no tuviste el valor de hacer claro tu engaño?
Hoy, con mi andar de moribundo, no quiero quedarme
Y así, como un día llegué, con valor, te voy dejando...

Me dijiste “quédate conmigo, perdona mi error”
Y no dije nada, por respeto a mi herido corazón.
Te arrastraste, simulando el dolor de mi partida,
Pero... reconozco cuán grande fue tu actuación.

Me dijiste que por mí la vida darías, que me querías.
Prometiste serme fiel, suspirando, gimiendo de dolor.
Cuántas palabras, mentiras, tanta irónica utopía,
Palabras que fueron rosas que el tiempo marchitó...

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