martes, 29 de abril de 2008

QUEBRANTO

El agua que bebo se seca al llegar a mis labios, en mis lamentos,
Evaporando mis quejidos, minuto a minuto, en cada momento.

La noche se hace eterna, distante y vacío queda, sin deseos, el día
Porque el agua negra que intento beber, ya no hidrata el alma mía.

Cuánta sed tienen mis resecos labios... ¡Ay! ¡Qué quebranto!
Tanto que mueren el furor y la felicidad, entre risas y llanto.

Si veo cerca un manantial de aguas nuevas, colmadas de ilusión,
Es porque aún queda algo de esperanza dentro de mi corazón.

Pero sé que no tiene sentido morir sufriendo por el condenado pasado
Si nadie en este mundo infiel, me amó jamás como yo he amado.

El agua lúgubre que bebo se escurre mugrienta por mis venas,
Ahogando mis latidos, mi soledad, pero nunca mis sucias penas.

Las horas se mezclan irónicas, con el amargo y ufano sabor
De la bilis que beben mis labios, como fiel vástago de dolor.

Cómo duele perder la cordura, perder la calma. ¡Ay! ¡Qué quebranto!
Cuando percibe mi corazón roto que nadie me ama, y eso duele tanto...

Y rompo en llanto, olvidado y seco, porque sólo queda soledad.
El agua es negra, por eso muero de sed, quebrado y sin amar.

Aunque pienso que no vale la pena llorar a mares, el negro pasado,
Si nadie en este mundo infiel, me amará jamás como yo he amado.

Porque nadie en este mundo infiel me amará jamás como yo he amado,
Hoy tengo tanta sed, y me siento perdido y triste... ¡Ay! ¡Qué quebranto!

No hay comentarios.: