martes, 29 de abril de 2008

CHARLA DEBIDA

Larga jornada de duro y más duro trabajo,
Alimentas mi vida con tanto esfuerzo,
Con tanto amor, dedicación y entusiasmo
Que no me alcanza la vida para agradecerlo.

Y el tiempo, la vida o este estúpido destino
Nos han vuelto más fríos, y hoy, distanciados,
Nos gana el orgullo de abrazarnos, mirarnos a los ojos
Y hacer las paces, darnos un respiro y un apretón de manos.

Padre, qué difícil se me hace a veces la vida que elegí,
Que admiro tu entereza, tus ansias y superación.
Quisiera poder obviar lo malo que nos separó,
Aunque creo que nunca es tarde, porque te amo con el corazón.

Veo tus manos cansadas de tanta música y pasión,
Que ni mis sueños más frustrados pueden entender
Cómo sigues ese camino, con las mismas ganas de ayer
Si la vida nos lastima, no nos deja de vencer.

Detengamos el tiempo en un abrazo, para podernos decir
Todo lo que siempre quisimos, pero que callamos los dos,
Por miedo, por orgullo, por bronca, recelo o simple obstinación.
No lo sé, sólo te pido disculpas, te pido perdón.

Papá, mi amigo, mi consejero, vuélvelo a intentar,
Tenme paciencia, lo mío no es tan difícil de entender.
Y si es difícil, ten en cuenta que no es imposible,
Sólo piensa que tu hijo te ama, y quiere intentarlo otra vez.

Tal vez nunca supimos o quisimos entendernos,
Tal vez, siempre lo supimos y no lo quisimos aceptar.
Tal vez ambos buscamos que el otro cambiara primero,
Tal vez, por orgullo nos olvidamos de amar.

Pero aún no es tarde, padre, amigo, nunca es tarde,
Y menos para tus enmiendas y las mías, las de los dos.
Ésta es más bien una charla debida, desde el corazón...
Pero recuerda que tú eres mi padre, y tu hijo soy yo.

No hay comentarios.: