martes, 29 de abril de 2008

DUELE

Bajo la tristeza de los álamos que caen dormidos,
Sucumbe el deseo de gritar tu nombre,
Pero duele el punzante rugir de mi grito
Cuando no respondes, cuando no estás conmigo.

Y duele, cómo duele, el deseo de dejar de sufrir,
Mientras te acuna la noche fría sin esperanzas,
Porque el manto de estrellas que te tejió mi amor,
Lo perdiste vagando, entre las ganas de vivir.

Y descubriste un mundo nuevo, una jungla de pasiones,
Donde viajan los pensamientos conectados,
Donde dejé que tú fueras quien descubriera el mundo,
Lejos de mis brazos, de mis versos y canciones.

Y duele, cómo duele, cuánto duele deshacer tu daño,
Pero más duele ser maduro y centrado,
Porque te dispersas, buscando un nido nuevo,
Porque quieres volar alto, muy alto, escapando de mi lado.

Sobre la frondosa hierba de los sueños sepultados,
Descansa mi corazón, herido y mal usado,
Deseando, queriendo, rezando, pidiendo
Que a tus oídos lleguen mis “te quiero”, mis “te amo”.

Y duele, ¿por qué duele, amor? Si aún te sigo amando,
Mi nombre está marcado con el carmesí de tu sangre,
Con el fuego inerte que extinguiste al marcharte,
Porque mi calor no fue lo que tu frío cuerpo estaba buscando.

Lejos de mis labios, hoy están los tuyos, amor mío...
Sobre el verde musgo de los nobles ilusos pinos,
Donde danzas, donde abrazas, donde revuelas.
Lejos de mí, tan lejos que estoy muriéndome de frío.

Y duele, cómo duele, saber que ayer te amaba y me amabas...
Saber, sentir, tenerte a mi lado, sin alas para volar,
Sin cumbres que explorar, sin piélagos que penetrar.
Sólo un deseo, dos almas y la calma que tanto deseabas.

Y cómo duele no darte esa calma que tanto deseabas...

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